La Inteligencia Artificial, cuyas siglas son IA, es un campo de la informática que se encarga de crear y programar (a través de algoritmos y a partir de un software o programa informático) una serie de programas o máquinas que sean capaces de realizar unas actividades normalmente realizadas por el ser humano, es decir, que requieren de una inteligencia humana, así como, el aprendizaje, la percepción y el razonamiento, sin la necesidad de que los seres humanos tengamos que supervisar su trabajo y en tiempo real.
Estos sistemas son capaces de percibir el entorno que les rodea, razonar sobre el conocimiento, procesar la información que se les proporciona mediante datos e incluso tomar una serie de decisiones para lograr un objetivo dado, hablando de otro modo, conseguir resolver un problema planteado. Sin embargo, a día de hoy, ninguna de estas máquinas alcanzan el nivel de conciencia del cerebro humano.
No hace falta imaginarnos unas máquinas como los robots que nos montan en las películas de ciencia ficción, sino, simplemente, si nos fijamos a nuestro alrededor, veremos que convivimos día y noche con las IA. Algunos ejemplos son:
- Los asistentes virtuales: asistente de Google, Alexa, Siri, etc. Que nos ayudan a resolver dudas de manera casi inmediata, buscar información o realizar otra serie de actividades, como llamadas. Simplemente, se les pide y el asistente te da la respuesta en cuestión de milésimas de segundo.
- Los relojes inteligentes: capaces de contar los pasos, las pulsaciones, la tensión, el oxígeno en sangre o registrar el deporte que hayas realizado, así como las calorías reducidas durante dicho ejercicio. Además de poder incluso realizar llamadas, ver mensajes o cronometrar e tiempo.
- Programas encargados del reconocimiento facial, de voz, traducción de textos, entre otros.
- Además de nuestros teléfonos móviles, ordenadores o portátiles y tablets.